Por: JOSÉ WILLIAM PORRAS
Las continuas noticias en la prensa escrita y hablada sobre el Sí/No, como resultado del plebiscito del 2 de octubre, donde gano el No -hasta ahora, ya que he podido ver maniobras jurídicas para deslegitimar el resultado del plebiscito-, solo puedo observar una marcada polarización de opiniones a favor del Sí y del No, pero no veo por ningún lado que se trate de unir esfuerzos para rectificar el camino de los acuerdos y obtener otros mejores que nos garanticen de verdad una paz, terminando el dolor y el horror causado por 52 años de conflicto interno en nuestro país.
Los del Sí manifiestan que el No ganó con engaños, pero se les olvida que su campaña se basaba en que si ganaba el No era continuar la guerra, palabras del propio presidente de la república, es decir se engañaba a la población con ese supuesto. Los del No que se mantuvieron unidos durante su campaña, ahora muestran desunión.
La fundación Fuimos Héroes, con más de 6.000 uniformados, entre ellos condenados o procesados por ejecuciones extrajudiciales, se desmarca de las propuestas del senador Álvaro Uribe, jefe de la campaña por el No. La razón: la justicia transicional es el dilema de quienes están siendo procesados y/o en el futuro lo estén y no hayan delinquido, porque se encontrarán ante la disyuntiva de confesar crímenes que no cometieron o ir a la cárcel. El problema de unos y otros es la merecida desconfianza en la justicia ordinaria por algunos fallos y procesos absurdos y malintencionados contra los miembros de la fuerza pública que en su momento lo único que hacían eran defender la democracia (casos específicos del palacio de justicia).
¿Pero quién garantiza que la justicia transicional será justa cuando la extrema izquierda tendrá notoria influencia en nombrar los nuevos magistrados y en la presentación de cargos contra los miembros de la fuerza pública, tal como hoy lo hacen los colectivos de abogados con sus falsos testigos?¿Más de lo mismo? Solo con esto se está ante un gran dilema, sin considerar otros factores en los acuerdos firmados entre gobierno y FARC, donde se pasaba abiertamente por encima de nuestro ordenamiento jurídico y la Constitución.
Insisto, como lo hice en el artículo en El Universal, el 6 de octubre, Ganó la democracia: el precio por la paz debe ser justo, tanto para el pueblo que ha venido sufriendo, como para las FARC quienes delinquieron y cometieron crímenes o si no continuaremos polarizados con nefastas consecuencias para el futuro del país.
La responsabilidad la tienen todos los actores: quienes querían que ganara el Sí, quienes querían que ganara el No y las mismas FARC, de otra forma continuaremos sin alcanzar la paz.
jwporras@balzola.org
http://www.eluniversal.com.co/opinion/columna/polarizados-por-el-sino-11450
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